Friday, January 20, 2006

Nueve bellezas


Vida y muerte del amor

En la novela "Los Puentes de Madison County",
llevada a la pantalla posteriormente, se plantea
una tesis paradójica.

Que el amor erótico entre un hombre y una mujer,
al mismo tiempo que puede darse físicamente
en un espacio de tiempo mínimo, en el caso unos
pocos días, pero al mismo tiempo puede resultar
indefinido, (o eterno como suele decirse), en el
corazón o la mente, como se prefiera.

Es probable que, cuando se han entablado varias
relaciones, una de ellas se establezca en forma
permanente en nosotros.

A despecho de ellos, al inicio de otra relación,
esta parece ser , por un tiempo, la mejor y
definitiva.

La paradoja o contradicción se produce al
sucederse las relaciones amorosas.

Podría decirse que nacen, viven y mueren.

Sin embargo, continuan acompañándonos
en nuestras vidas, especialmente en los
hombres, (como yo), porque no podemos
olvidarnos de las mujeres, que durante
un tiempo, fueron nuestro "único amor".

E incluso, entre todas, brilla una más
que las demás. Tengo la sospecha que ese
recuerdo es el que tendremos presente
en el instante de nuestra muerte.

En todo caso, los que pretenden que
se ama una sola vez, sospecho que lo
hacen porque no han amado nunca.

¿Qué es el amor, después de todo?
De acuerdo con Humberto Maturana,
el gran biólogo, no es un sentimiento.

Se produce cuando aceptamos al Otro
como un legítimo Otro, en su diferencia.
No queremos hacer del Otro un clon.
Valoramos su diversidad, su ser distinto.

En un Multiverso donde nos respetamos
como seres únicos e irrepetibles.

Lo contrario del amor, son los celos y
no el odio ni la indiferencia.

El odio, se ha dicho, es una especie de
"amor congelado". Bien lo expresa ese
tango llamado "Rencor".

En la indiferencia no existimos para
el Otro, dejamos de ser, es la Nada.

El celoso o celosa, en cambio, se
dedica, ahogado por su desconfianza
e inseguridad, a destruir a quien
dice amar, humillándolo en múltiples
formas, constantemente.

Lo más lamentable es que los celos
es una enfermedad incurable, el llamado
Sindrome Celopático Delirante.

La persona afectada sólo se imagina
sus acusaciones, que justifica, en su
delirio, con hechos inocentes que sí
han sucedido, por ejemplo, una
simple conversación, una llamada
telefónica o una simple mirada.

La única solución para resolver
ese drama, es la separación.

Una separación definitiva, la que
puede resultar muy dolorosa,
cuando por parte del que decide
separarse, existía un verdadero
amor hacia el celoso o celosa.

El único consuelo que le queda
es darse cuenta que el celoso o
la celosa, no son capaces de amar,
sólo actuan posesivamente.

El amor es hijo de la libertad,
sólo se da entre personas libres,
capaces de confiar en el Otro.

Pero hay que aceptar que, así como
nace y vive, también muere, aún
cuando nunca muera su recuerdo.