Thursday, April 13, 2006

Amores que vuelven

Amores que vuelven

Todos hemos tenido amores. Como hombre,

como varón, me estoy refiriendo a relaciones

amorosas con mujeres, para ser muy claro.

Y estoy hablando en plural.

Considero algo poco frecuente, aunque para

nada inconveniente, que un hombre tenga

una única relación en toda su vida, con una

única mujer. Si ha sido así, bien por él.

Sus posibilidades de ser feliz son muy altas,

ya que no hay posibles comparaciones,

aunque quizás no se puedan evitar las

curiosidades.

Pero me estoy refiriendo a quienes, como yo,

hemos vivido varias relaciones.

Así, hemos experimentado varios comienzos,

muchas rupturas y otras tantas reconciliaciones

y también separaciones en apariencia

definitivas.

Pero hay amores que vuelven ...

y a veces más de una vez.

Dicen que las segundas partes nunca son

buenas. No siempre es así, en ocasiones,

segundas partes e incluso terceras y cuartas,

superan todo lo anterior en intensidad.

Sin embargo, llega un momento en que

debemos dar por terminada definitivamente

una relación sentimental.

Dicen que las mujeres, cuando terminan una

relación, la rompen totalmente.

Como esta es una generalización, por el sólo

hecho de serlo, es un error. A pesar de ello,

creo que es cierto. Cuando una mujer deja de

querer a un hombre, rompen sus cartas,

queman sus fotos, borran de su memoria

todo recuerdo, dedicándose por completo

a un nuevo amor o bien a otras actividades.

Los hombres no somos así. Y esta es también

una generalización, pero podría asegurar

que, al menos aquellos hombres con un nivel

cultural elevado, se cumple la diferencia.

Me gustaría decir, "con aquellos que han

disfrutado al recorrer las callecitas de

Montmartre", pero suena demasiado pedante.

No es necesario pasear por París, por el parque

Buttes-Chaumont, para ser un romántico,

aunque ayuda.

Creo, al menos es mi caso, que los hombres,

con la salvedad anterior, nunca olvidamos

nuestros amores. Por el contrario, los

coleccionamos y gozamos recordándolos.

Jamás romperemos las cartas de amor,

ni quemaremos las fotos, sino que guardaremos

todos los recuerdos como un tesoro, en un

lugar bien oculto, a prueba de intrusos.

Y de vez en cuando, con bastantes suspiros,

volveremos a soñar con nuestras

"nueve bellezas".

Pero, justifiquemos el título.

¡Qué haremos con un amor que vuelve?.

Es decir, con una mujer que dejamos

en el pasado y que nos solicita ahora un

nuevo encuentro, para rehacer la unión,

para volver a ser pareja.

Si aún la amamos, debemos aceptar la

nueva oportunidad que nos regala la vida.

Pero, si solamente seguimos enamorados,

es decir, sólo atraídos sexualmente,

debemos negarnos. Por múltiples razones.

Primero, por estética, ya que nunca la

reanudación de la relación tendrá la belleza

de la anterior.

Segundo, por las relaciones cotidianas.

No podrán impedir que las viejas rencillas

reaparezcan y se vuelvan a repetir las

antiguas odiosidades que originaron

la ruptura.

Tercero, por dignidad, ya que cuando se toma

una decisión bien pensada, no se debe dar

marcha atrás, se debe perseverar en la decisión.

Aunque se sufra por el deseo de volver a revivir

los momentos de placer, no vale la pena.

Y en cuarto lugar, "last but not least",

porque nuestro propio deseo experimentaría

una disminución muy notoria y eso es

insoportable. Hasta echaría a perder el

mismo recuerdo.

Por lo tanto, cuando no hay un verdadero

amor, debemos negarnos ante los

"amores que vuelven". Quel dommage!.

Thursday, March 23, 2006

Siempre el amor

¿Existen éxitos y fracasos en el amor?

Respondo mi pregunta de inmediato, NO!.
Intentaré justificar mi respuesta.

En primer lugar no debemos confundir deseo con amor.
Por supuesto, me refiero a la atracción sexual. Aquí no
estamos hablando de amor, sino de sexo. Lo que no significa
que el sexo es imprescindible en el amor de pareja.
Lo que quiero decir (quizás ya lo dije), es que puede
haber sexo sin amor, pero no amor sin sexo.

El amor sexual, no implica, por su parte, lujuria, sino esa
fuerza que nos da el que nuestra pareja nos guste tanto,
que deseamos y nos agrada unirnos sexualmente, pero
también podemos privarnos de ello si fuera necesario.

En el verdadero amor, la intención de contribuir a la
felicidad y bienestar de la pareja, es tan sólida que podría
llegar, paradójicamente, a renunciar al sexo si eso fuera,
quizás por las distancias o por salud o por lo que fuera,
si así lo exige la vida.

Pero voy a mi respuesta. Hablar de éxitos y fracasos, es un
lenguaje comercial, se trata de dinero. Ganas mucho dinero,
y te llamarán "hombre o mujer de éxito", pierdes tu dinero,
te llamarán "fracasado". Y te tratarán de acuerdo a ello.
Especialmente en Chile, donde casi todos se inclinan frente
al dinero.

Pero en el amor, (como en el deporte amateur), no
hay éxitos y fracasos, hay sólo PARTICIPACIÓN.
Ningún amor es un fracaso. Nacen, viven y mueren, tal como
lo hacen hasta las estrellas. Sigue la ley de la vida, porque
somos mortales.

El amor se da entre seres mortales. Porque es la muerte lo
que le da sentido a todo. Porque la muerte es la vida misma
vista desde otra perspectiva. A mí me gusta comparar a la
vida y a la muerte con una moneda:
llamemos vida a la "cara" y muerte al "sello". Son inseparables.
Si quitas una de las dos facetas no habrá moneda alguna.

Pero así como la asociación entre cara y sello recibe el nombre
de moneda... ¿Qué nombre recibe la indisoluble unión entre la
vida y la muerte?. Perdón por lo que voy a decir, porque todo
ser humano merece mi máximo respeto, pero...
¿Cómo es posible que hayan separado a la vida de la muerte,
cuando por separado NO EXISTEN!.

¿Quiénes fueron los imbéciles o peor, los malintencionados que
trataron de engañarnos separando lo que en el mundo está
siempre unido?. Me parece una maquinación horrible destinada
a someter a los hombres para tener poder sobre ellos.

Pero esto debe ser materia de otro artículo...
(Quizás en el blog de un amigo como "wintersonne.blogspot.com")
Mientras tanto, digamos nuestra opinión sobre nuestro tema:
"el que ama nunca fracasa, porque nunca ha buscado el éxito".

Ama y simplemente vive, vive para amar, sin importarle ninguna
meta, ningún resultado. Ama en cada minuto, en cada segundo.
Cada instante está lleno de amor, es decir lleno de esa palabra
que sí existe, equivalente a "moneda" y que encierra a la vez
a la vida y a la muerte: es justamente la palabra Amor.

Para algunos Dios es Amor. Creo que puede ser verdad.
Dios es un concepto que necesariamente contiene a la
Vida y a la Muerte. Si un dios fuera sólo el dios de la
vida o sólo de la muerte, por cierto que no sería un dios.

Hesse menciona un nombre en "Demian": ABRAXAS.
Podría ser un buen candidato para Dios del Amor.

Thursday, February 16, 2006

Sobre amores eternos

Cuando hablamos de eternidad... ¿De qué hablamos?
Lo eterno y lo infinito son términos absolutos.
Todos sabemos que lo absoluto es antónimo de ser.
Lo absoluto o lo Absoluto, sin o con mayúscula,
pese a quien pese, no existe. Es la nada...

Adjetivar al amor como "eterno", entonces, no tiene
ningún significado, excepto, el de agradar a alquien
que confunde los términos. Cree en el tiempo como
una entidad separada. Eso es absurdo. Ni el tiempo,
ni el espacio tienen una existencia como entes.

Y curiosamente tampoco el Amor. Eso no existe.
Lo que existe es todas las acciones, buenas o no,
que ocurren en la vida de una pareja, en el terreno
erótico, de relación entre un hombre y una mujer,
que intentan vivir como pareja, casada o no.

Esas vivencias, sí pueden estar llenas de cariño,
buen trato, caricias, y todo lo que se les pueda
ocurrir a los que se gustan entre sí y se han
propuesto contribuir al bienestar del Otro.

En este último sentido, los "amores eternos",
suelen durar menos que las buenas intenciones
de quienes saben, desde que tienen uso de razón,
que la vida humana es apenas un instante en
el devenir del universo. CARPE DIEM...

Friday, January 20, 2006

Nueve bellezas


Vida y muerte del amor

En la novela "Los Puentes de Madison County",
llevada a la pantalla posteriormente, se plantea
una tesis paradójica.

Que el amor erótico entre un hombre y una mujer,
al mismo tiempo que puede darse físicamente
en un espacio de tiempo mínimo, en el caso unos
pocos días, pero al mismo tiempo puede resultar
indefinido, (o eterno como suele decirse), en el
corazón o la mente, como se prefiera.

Es probable que, cuando se han entablado varias
relaciones, una de ellas se establezca en forma
permanente en nosotros.

A despecho de ellos, al inicio de otra relación,
esta parece ser , por un tiempo, la mejor y
definitiva.

La paradoja o contradicción se produce al
sucederse las relaciones amorosas.

Podría decirse que nacen, viven y mueren.

Sin embargo, continuan acompañándonos
en nuestras vidas, especialmente en los
hombres, (como yo), porque no podemos
olvidarnos de las mujeres, que durante
un tiempo, fueron nuestro "único amor".

E incluso, entre todas, brilla una más
que las demás. Tengo la sospecha que ese
recuerdo es el que tendremos presente
en el instante de nuestra muerte.

En todo caso, los que pretenden que
se ama una sola vez, sospecho que lo
hacen porque no han amado nunca.

¿Qué es el amor, después de todo?
De acuerdo con Humberto Maturana,
el gran biólogo, no es un sentimiento.

Se produce cuando aceptamos al Otro
como un legítimo Otro, en su diferencia.
No queremos hacer del Otro un clon.
Valoramos su diversidad, su ser distinto.

En un Multiverso donde nos respetamos
como seres únicos e irrepetibles.

Lo contrario del amor, son los celos y
no el odio ni la indiferencia.

El odio, se ha dicho, es una especie de
"amor congelado". Bien lo expresa ese
tango llamado "Rencor".

En la indiferencia no existimos para
el Otro, dejamos de ser, es la Nada.

El celoso o celosa, en cambio, se
dedica, ahogado por su desconfianza
e inseguridad, a destruir a quien
dice amar, humillándolo en múltiples
formas, constantemente.

Lo más lamentable es que los celos
es una enfermedad incurable, el llamado
Sindrome Celopático Delirante.

La persona afectada sólo se imagina
sus acusaciones, que justifica, en su
delirio, con hechos inocentes que sí
han sucedido, por ejemplo, una
simple conversación, una llamada
telefónica o una simple mirada.

La única solución para resolver
ese drama, es la separación.

Una separación definitiva, la que
puede resultar muy dolorosa,
cuando por parte del que decide
separarse, existía un verdadero
amor hacia el celoso o celosa.

El único consuelo que le queda
es darse cuenta que el celoso o
la celosa, no son capaces de amar,
sólo actuan posesivamente.

El amor es hijo de la libertad,
sólo se da entre personas libres,
capaces de confiar en el Otro.

Pero hay que aceptar que, así como
nace y vive, también muere, aún
cuando nunca muera su recuerdo.