seré yo mismo
y entonces,
entonces...
comenzará por fin
mi verdadera historia!
Romperé en mil pedazos
todos los recuerdos
vacíos.
Miraré hacia el sol levante
y me iré, me iré!,
dejando atrás las máscaras
y la hipocresía.
PELLEAS, enero 1994.
"El optimista ve la rosa sin reparar en sus espinas; el pesimista se fija en las espinas sin contemplar la rosa."
K. Gibran
Romperé en mil pedazos
todos los recuerdos
vacíos.
Miraré hacia el sol levante
y me iré, me iré!,
dejando atrás las máscaras
y la hipocresía.
PELLEAS, enero 1994.
Déjame tomar tus manos,
sin hablar.
Mirarte a los ojos
y besarte.
Quiero sentir,
mi corazón y el tuyo,
juntos.
Sin palabras,
sin análisis, ni explicaciones.
Para así poder escuchar,
nuestros sentimientos.
Y vivir,
en libertad.
Sencillamente,
vivir...
PELLEAS, febrero 1984.
¿Qué espero de tí?
Espero que no cambies,
que seas como realmente eres,
en cada momento,
auténtica.
Espero...
el brillo de tus ojos y tu caricia.
Quiero tu ternura y tu pasión.
Quiero tus enojos y
la reconciliación.
Quiero,
tus caprichos y tu razón.
Quiero que seas tú
para mí.
Te ofrezco mi mirada,
nunca cansada, para verte.
Y si me quieres,
tal como soy,
yo seré para tí.
Recíbeme en tus brazos,
estoy viajando hacia tu amor.
Ilumina mis pasos.
Guía hacia el tuyo mi corazón.
Mi alma anhela tu paz.
PELLEAS, enero 1982.-
Amores que vuelven
Todos hemos tenido amores. Como hombre,
como varón, me estoy refiriendo a relaciones
amorosas con mujeres, para ser muy claro.
Y estoy hablando en plural.
Considero algo poco frecuente, aunque para
nada inconveniente, que un hombre tenga
una única relación en toda su vida, con una
única mujer. Si ha sido así, bien por él.
Sus posibilidades de ser feliz son muy altas,
ya que no hay posibles comparaciones,
aunque quizás no se puedan evitar las
curiosidades.
Pero me estoy refiriendo a quienes, como yo,
hemos vivido varias relaciones.
Así, hemos experimentado varios comienzos,
muchas rupturas y otras tantas reconciliaciones
y también separaciones en apariencia
definitivas.
Pero hay amores que vuelven ...
y a veces más de una vez.
Dicen que las segundas partes nunca son
buenas. No siempre es así, en ocasiones,
segundas partes e incluso terceras y cuartas,
superan todo lo anterior en intensidad.
Sin embargo, llega un momento en que
debemos dar por terminada definitivamente
una relación sentimental.
Dicen que las mujeres, cuando terminan una
relación, la rompen totalmente.
Como esta es una generalización, por el sólo
hecho de serlo, es un error. A pesar de ello,
creo que es cierto. Cuando una mujer deja de
querer a un hombre, rompen sus cartas,
queman sus fotos, borran de su memoria
todo recuerdo, dedicándose por completo
a un nuevo amor o bien a otras actividades.
Los hombres no somos así. Y esta es también
una generalización, pero podría asegurar
que, al menos aquellos hombres con un nivel
cultural elevado, se cumple la diferencia.
Me gustaría decir, "con aquellos que han
disfrutado al recorrer las callecitas de
Montmartre", pero suena demasiado pedante.
No es necesario pasear por París, por el parque
Buttes-Chaumont, para ser un romántico,
aunque ayuda.
Creo, al menos es mi caso, que los hombres,
con la salvedad anterior, nunca olvidamos
nuestros amores. Por el contrario, los
coleccionamos y gozamos recordándolos.
Jamás romperemos las cartas de amor,
ni quemaremos las fotos, sino que guardaremos
todos los recuerdos como un tesoro, en un
lugar bien oculto, a prueba de intrusos.
Y de vez en cuando, con bastantes suspiros,
volveremos a soñar con nuestras
"nueve bellezas".
Pero, justifiquemos el título.
¡Qué haremos con un amor que vuelve?.
Es decir, con una mujer que dejamos
en el pasado y que nos solicita ahora un
nuevo encuentro, para rehacer la unión,
para volver a ser pareja.
Si aún la amamos, debemos aceptar la
nueva oportunidad que nos regala la vida.
Pero, si solamente seguimos enamorados,
es decir, sólo atraídos sexualmente,
debemos negarnos. Por múltiples razones.
Primero, por estética, ya que nunca la
reanudación de la relación tendrá la belleza
de la anterior.
Segundo, por las relaciones cotidianas.
No podrán impedir que las viejas rencillas
reaparezcan y se vuelvan a repetir las
antiguas odiosidades que originaron
la ruptura.
Tercero, por dignidad, ya que cuando se toma
una decisión bien pensada, no se debe dar
marcha atrás, se debe perseverar en la decisión.
Aunque se sufra por el deseo de volver a revivir
los momentos de placer, no vale la pena.
Y en cuarto lugar, "last but not least",
porque nuestro propio deseo experimentaría
una disminución muy notoria y eso es
insoportable. Hasta echaría a perder el
mismo recuerdo.
Por lo tanto, cuando no hay un verdadero
amor, debemos negarnos ante los
"amores que vuelven". Quel dommage!.